Se quedó mirándome como si no entendiera.
Como si no pudiera comprender.
Y no…No entendía.
No hablábamos el mismo idioma.
Mientras mi lenguaje ha sido siempre
el de la poesía, el de los sueños
y la imaginación a flor de piel.
El de él está regido por hechos,
realidades y razonamientos.
Será más práctico, pero a mí me resulta
demasiado aburrido.
Entiendo que no me comprenda
y además me parece que es mejor así.
Supongo que hablando ese idioma
deben ser mucho más fáciles las despedidas.
Pero prefiero quedarme con mis largos
duelos y dejarlo a él con sus ecuaciones perfectas.
Rosi Pellier
Créditos fotografía:
Rosana
@frida_de_buenosaires