El Hijo
Hoy me vestí en forma especial por ser el último día de confinamiento. En este tiempo ha pasado de todo. Al principio fue muy duro. Un poco por estar solo y por primera vez tener que hacerme cargo de mí mismo, por completo. Y además por tener que alejarme de mi pequeño hijo de cuatro años. Cuando esto comenzó él ya se había convertido en un trofeo entre mi ex y yo. Pero he aprendido la lección. Y en verdad son muchas las cosas que he aprendido. Ahora cocino mucho y lo disfruto. También me gusta tener la casa muy limpia y ordenada. ¡He aprendido disfrutar de todo eso! Al fin he logrado leer toda la biblioteca completa. Aunque lo mejor son los juegos compartidos con mi hijo, las despedidas de buenas noches que se han hecho una hermosa costumbre entre nosotros. Las conversaciones y todos los momentos que hemos estado compartiendo durante este tiempo de aislamiento. Hace bastante que él ha dejado de ser un trofeo. Incluso he intercambiado conversaciones tranquilas y maduras con mi ex. Sí, se puede decir que he aprendido la lección y eso me hace sentir bien. Por eso hoy me vestí de forma especial porque sé que el primer abrazo real que vuelva a dar será para mi hijo. Ya está siendo hora y eso me pone algo ansioso. Cuando suena el timbre solo tardo unos segundos en abrir la puerta. Y ahí está él. ¡Y que orgulloso me siento! Después de tanto tiempo. Ha crecido mucho en este largo tiempo. ¡Recién ahora me doy cuenta de que es más alto que yo! Y nos fundimos en un muy esperado abrazo. (Fin del confinamiento...20 años después)
Rosi Pellier
ESCRITORA